viernes, 3 de septiembre de 2010

Glauben





























Una joven ha regalado a cierto hombre una primera inclinación impulsiva, y cree firmemente ser correspondida. Está, de hecho, en un error; el joven tiene otro motivo para frecuentar la casa. Los desengaños no tardan en llegar; primero se defiende de ellos mediante la conversión histérica de las experiencias correspondientes, y así conserva su creencia en que él vendrá un día a pedir su mano; no obstante, se siente desdichada y enferma, a consecuencia de que la conversión es incompleta y de los permanentes asaltos de nuevas impresiones adoloridas. Por fin, con la máxima tensión; lo espera para un día prefijado, el día de un festejo familiar. Y transcurre ese día sin que él acuda. Pasados ya todos los trenes en que podía haber llegado, ella se vuelca de pronto a una confusión alucinatoria.
El ha llegado, oye su voz en el jardín, se apresura a bajar, con su vestido de noche, para recibirlo. Desde entonces, y por dos meses, vive un dichoso sueño cuyo contenido es: él está ahí, anda en derredor de ella, todo esta como antes (antes de los desengaños de los que laboriosamente se defendía). Histeria y desazón están superadas; mientras dura la enfermedad, ni se habla de sus dudas y padecimientos de los ultimos tiempos, ella es dichosa en tanto no la molestan, y solo rabia cuando un decreto de su entorno le impide hacer algo que ella con total consecuencia derivaba de su beatífico sueño. Esta psicosis, no entendida en su momento, fue descubierta diez años mas tarde por medio de un análisis hipnótico.

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